miércoles, 4 de noviembre de 2009

Muestra del Centenario, una auténtica fiesta



Barracas, sábado 31 de octubre de 2009.

Mientras el cielo se mostraba en su maravillosa expresión de relámpagos, truenos y abundante lluvia, el Normal 5 parecía desafiarlo –casi como en una competencia entre dioses y hombrecitos- con su propia muestra.

¿Era un desatino, una provocación, una afrenta? De ninguna manera. Los hombrecitos pensaron que ellos también tenían derecho a hacer su muestra, que contaban con los patios cubiertos, las aulas, el salón de actos de la calle Arcamendia, y que, por encima de todo, querían expresarse.

Fue una fiesta, una verdadera fiesta, como la lluvia para la tierra y sus semillas: la puerta abierta de par en par, la música, las remeras del centenario en directivos y docentes –pura horizontalidad- , los padres, alumnos y exalumnos como en un paseo de tardecita, con ese encanto del andar que se detiene para escuchar o mirar lo que le es grato: las instalaciones con las producciones o las mesitas con las tortas y los sándwiches y gaseosas.

Una gran bandera blanca “Cien años en cien metros” enmarcaba las paredes del patio central: en cada metro, un año de historia. Desde 1909 al 2009. ¡Cuánto trabajo! Confirmamos que la historia individual está tejida en el tapiz de la otra historia, de la colectiva.

La experiencia de lo colectivo nos dispuso a una escucha poética del mundo, de nosotros mismos, y lo celebramos. Miramos La carpeta viajera; leímos Historietas de corsarios y piratas, el Mural del Centenario, el Big black book; disfrutamos los muñecos en tridimensión y los trabajos en relieve, los dibujos, las pinturas; admiramos el trabajo del Cuidado del medio ambiente y nos asombramos con los juguetes hechos con material de descarte.

Abrimos un arcón que fue cerrado un día de octubre de 1994, en el 85º aniversario de la escuela. Y como en una piñata, nos arremolinamos ansiosos para ver qué tesoros escondía: una prueba de filosofía, una carta de amor, fotos a la salida de la escuela, un ejemplar de Página 12, un casete, un video… Entonces la memoria iluminó las tramas afectivas, y nos alegramos de ese tiempo que se hizo presente en la emoción, en la risa, en el llanto.

Nos convocó el arte, esa vía para la expansión de la potencia creativa singular y colectiva: una función de títeres en el salón de actos. “Diente de leche” y “Beto enamorado” con títeres construidos por los alumnos.

Sabíamos que la fiesta continuaba. Además, ¿alguien pensaba en irse?, ¿miramos el reloj?, ¿registramos si la tormenta seguía? En un espacio-tiempo afectivo las coordenadas son otras.

Y entonces… ocurrió algo maravilloso.
Fuimos testigos de una creación colectiva que nos fue envolviendo en su magia, en su creatividad, en su alegría, en su humor, en su poesía, en su arte...
¿Cómo contar lo que sucedió? Seguimos afectados por su potencia, por el baile, por las destrezas, por la parodia, por los guardapolvos-levitas, por el redoblante y el tambor, por los niños, por los jóvenes, por el director y los docentes de cien años defendiendo la escuela pública, por la portera-ministra, por las galeras, por el apoyo del Circuito Cultural Barracas, por la risa, por la emoción…
No olvidaremos a nuestras compañeras-docentes-murgueras Shela Estévez, Ana Gervasi, Alejandra Gómez, Fabiola Ferrari que, como en un acto de magia, nos envolvieron en el misterio de la ilusión.
La Murga del Centenario: pura intensidad afirmativa, despliegue expresivo que potencia otro modo de vida, un decir colectivo que estimula el encuentro y la creación. La Murga del Centenario, una auténtica fiesta.

Galería de fotos de la Muestra

Fotos: Cristina Estévez
Video: Alicia Zabala
Texto: Mercedes Sunde

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